Patrimonio Historico


En un cerro, dominando la ciudad, se levanta el antiguo castillo de los templarios. Enormes baluartes de ladrillo, muros adosados al cerro, garitas de vigilancia, casamatas y una larga rampa zigzagueante, todo ello construido en los siglos XVII y XVIII, confieren a la fortaleza su característico aspecto.

  Se accede al interior del recinto bajo una bóveda de ladrillo de tres tramos a cuyos lados se ubican la capilla y la denominada torre de Jaime I. 
En el centro del fuerte se halla la torre del homenaje. Sobre los taludes de mediodía y poniente se alinean respectivamente la sala de los caballeros y el torreón de las dependencias. Los cinco edificios, muy deteriorados a excepción de la capilla, son independientes, formando uno de los tipos más característicos de los denominados «castillos de planta irregular dispersa».
La torre del homenaje es la edificación más antigua del conjunto. Esquinas e hiladas de sillares encierran paños de piedra de formas losángicas (opus spicatum). La fachada, muy modificada, conserva en la cara noreste dos saeteras en la línea de los sillares. Un antiguo grabado revela la existencia en la parte superior de ventanas ajimezadas con sus dos arcos de herradura apuntados.
La iglesia es de fines del románico, muy sobria, de sillares regulares. En la portada, de arco de medio punto, las arquivoltas se reducen a simples molduras. Dos ventanales sobre el portal y otros dos laterales, muy abocinados, completan la fachada. En la cara sur se halla un ventanal de arco de medio punto con dovelas aprovechadas de una construcción anterior de estilo visigótico, apreciable tanto por su decoración —discos, círculos concéntricos, estrellas, semicírculos secantes— como por su técnica a bisel. 
El interior, muy sobrio, consta de una sola nave de planta rectangular, cerrada en bóveda de cañón, y con cabecera semicircular cubierta con bóveda de cuarto de esfera. En el lateral derecho hay una hermosa ventana de arcos doblados de medio punto. El arco inferior se apoya en sencillas columnitas de fuste liso, coronadas con capiteles, uno de semicírculos secantes, decorado con espigas el otro. En conjunto, la gran sobriedad del edificio, construido a fines del siglo XII, lo dota de una severa majestuosidad.
Los restantes edificios, coetáneos a la capilla, se encuentran muy deteriorados. El torreón de las dependencias, de once por catorce metros, consta de dos amplias habitaciones que en su tiempo tuvieron dos plantas. Tres puertas y dos ventanas, todas de arco de medio punto, rompen el muro de la fachada. En el lado opuesto, y mirando sobre el talud, hay dos ventanas similares.
La torre de Jaime I tiene planta trapezoidal. 
Es una construcción de dos pisos a la que se accede por una puerta adintelada. 
En la fachada hay dos ventanas coronadas con arco de medio punto.

 La sala de los caballeros produce impresión de gran tosquedad. 
Muy espaciosa —treinta y cinco por doce metros—, su exterior está muy desfigurado por la existencia de huecos posteriores. 
El interior, muy sobrio, está cubierto por bóveda de cañón apuntado y carece de todo motivo ornamental.


Ubicada en el centro del casco antiguo de Monzón, la actual iglesia se construyó a fines del siglo XII es de estilo románico. Muy modificada en la Edad Moderna, sufrió grandes cambios, perdiendo portada, nártex y claustro. En el exterior destaca únicamente la torre mudéjar de ladrillo, elevada sobre el crucero, con tres cuerpos, cuadrado el inferior, octogonales los otros dos, iluminados con ventanas de arco de medio punto. El ladrillo dibuja en el resto del lienzo aspas, arquillos ciegos y lazos de a ocho. El remate de la torre es almenado. 
  El interior de la iglesia, que tiene planta de cruz latina con tres naves, tres ábsides y cripta, merced a una reciente restauración en la que se han eliminado adiciones posteriores, ha recobrado la pureza románica de sus líneas. Construida en piedra sillar bien escuadrada, destaca en ella su sencillez. Las naves laterales se cubren con bóveda de medio cañón; la central, más ancha, con bóveda de medio cañón apuntado. Descansan las bóvedas sobre pilares cruciformes con columnas adosadas. Las columnas, de fuste liso, se elevan sobre zócalo, plinto y basa. Sus capiteles están decorados con finos motivos geométricos y vegetales de influencia islámica.
  Una moldura en forma de filete, que circunda el interior, marca el inicio de las bóvedas. 
En el crucero, elevándose por encima de las naves, se halla una cúpula octogonal estrellada, que descansa sobre trompas, con ventanales de arcos de medio punto, como los cimborrios aragoneses.
Nervios entrecruzados con claves decoradas proporcionan al conjunto una gran belleza ornamental.


En la plaza de San Juan. Iglesia de estilo gótico tardío con modificaciones a lo largo de los siglos XVI y XVII. Construcción en ladrillo. Nave única orientada hacia el noroeste, capillas a los lados y cabecera pentagonal. Portada barroca del siglo XVIII. No posee torre campanario, pero el muro noreste presenta una espadaña para albergar las campanas.
La Orden de los Hospitalarios de San Juan heredó parte de los bienes y posesiones de los templarios cuando estos fueron expulsados de Monzón entre 1308 y 1309. Todo indica que la iglesia fue fundada en este emplazamiento -la antigua plaza del Mercado- tras el traslado del templo de San Juan desde la ladera del castillo en 1414, debido a la incomodidad de esta ubicación. En este templo se celebraron Cortes Generales en 1435, reunidas a instancias de doña María, esposa del rey Alfonso V, para deliberar el rescate de su marido, que había caído preso de los genoveses en Ponce.


De la antigua iglesia, del siglo XIII, y en medio de ruinas, se conservan únicamente en pésimo estado dos capillas laterales.
Una de ellas tiene una bóveda de crucería en cuya clave se halla un medallón de piedra, decorado con una figura humana en actitud orante. 
El convento anexo ha servido de hospital. Su portada, de un barroco muy sobrio, data del siglo XVI 

(actualmente alberga el Conservatorio Profesional y auditorio de Monzón).


Edificio del siglo XVI, sufre reformas en el XVII, datando su balcón central de mediados del XVIII.
Tiene tres plantas, la primera formada por un pórtico con cinco arcos de medio punto sostenidos por recias columnas de piedra. 
El segundo, al que se accede por una gran escalinata, presenta tres amplios balcones adintelados. 
Una galería formada por pequeños arcos compone el cuerpo superior. El conjunto sigue el modelo de las casas consistoriales aragonesas.


La fachada de esta casa conserva la portada renacentista (siglo XVI), que fue restaurada en 2006. 
En el siglo XVIII, este inmueble estuvo en poder del Gobierno y albergó un cuartel militar (1728-1730), hasta que sufrió un fuerte incendio. La portada se abre en un arco de medio punto flanqueado por dos columnas con fuste estriado y colocadas sobre basa y plinto. 
Los capiteles corintios sostienen un friso decorado con 14 angelotes, y dos más en cada esquina, sobre el que reposa un frontón triangular coronado en sus tres vértices por pináculos.
En las enjutas del arco de la puerta aparecen dos medallones esculpidos dentro de los cuales se colocaron los bustos de un hombre y una mujer (antiguos propietarios de la casa).


Este
monumento situado en el corazón de la ciudad, es un puente romano peatonal, sobre el río Sosa, de piedra de tres arcos. 
Sus orígenes se remontan a época medieval.
El puente está formado por tres arcos de medio punto, el central de mayor tamaño que los laterales. Como su popular nombre indica, es el puente más antiguo de Monzón.  



 Con sus más de cincuenta metros, es la construcción más alta de la ciudad y de toda la provincia de Huesca. 
Fue construida entre 1923 y 1925 por el ingeniero Benito Acebal. 
Se enclava en el centro del Parque de la Azucarera, el parque más céntrico y grande de Monzón. Allí antiguamente se albergaba la fábrica azucarera. 
El ayuntamiento al proyectar dicho parque, respetó la edificación y la restauró, diseñando así el parque alrededor de la misma y dotándola de una mayor importancia y majestuosidad debido a su gran altura. 


Se encuentra en el cerro de Lascellas, a unos 3 kilómetros al sur de Monzón, en la margen izquierda del Cinca. Antes de su destrucción era un edificio barroco el siglo XVII. 
Las últimas obras de restauración finalizaron en 1983. 
Se trata de un conjunto religioso formado por una hospedería y la capilla que alberga la imagen de la Virgen (del año 1942). 

La iglesia es de planta rectangular, nave única y ábside semicircular de estilo 
neorrománico, con canecillos y aparejo de piedra sillar. Las vidrieras policromadas que decoran la capilla narran los cuatro milagros o favores otorgados por la Virgen: protección a Jaime I, imagen del guerrilero “El Cantarero”, el carro que cayó por un terraplén y cuyos ocupantes salieron ilesos, y el tesorero Bullón salvado por la Virgen en medio de una tempestad. 

 La Cruz de Término (de 1961), a los pies de la parte alta del cerro, está formada por una grada circular de mampostería, basa jónica, tambor octogonal y cruz latina. 
Estos dos últimos elementos fueron destruidos por un rayo en 2003 y repuestos por el artista local Joaquín Chaverri. 

Los montisonenses acuden en romería a este lugar el Lunes de Pascua.